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Érase una vez, en un lugar del Universo, una especie sexuada, conformada por machos-gatos, y hembras-ratas. Merced a sus relaciones, se reproducían gestando hembras-ratas o gatos-machos. Y, más o menos, estaban en una proporción de paridad.
Los machos-gatos eran más grandes, más fuertes, muy rápidos, abarcaban grandes espacios y exploraban lejanas tierras. Las hembras-ratas eran corporativas, organizadoras, cuidadosas, procuraban asegurar el sustento y no eran muy dadas a expandirse, ya que a ellas les correspondía el cuidado de la prole.
Seguramente por los éxitos obtenidos por los gatos-machos en sus expediciones, y el aplauso y el reconocimiento de las ratas-hembras, los gatos-machos decidieron probar sus valías ante las ratas-hembras –cosa que hasta entonces no hacían-. La resultante fue espectacular. Los gatos-machos, en este experimento, comprobaron que cazaban con facilidad a las ratas-hembras; se dieron cuenta de la enorme diferencia de poder, y descubrieron la inmensa gratificación que podían obtener de las ratas-hembras, y, en consecuencia, la hegemonía de la especie –cosa que hasta entonces no se había planteado-.
Es así como surgieron los reyes-gatos-machos. Todo gato-macho se instauró como rey. En consecuencia, toda rata-hembra se constituyo en vasalla. En estas condiciones, las ratas-hembras no tenían ninguna opción de rebatir esta nueva situación. Y no solamente eran vasallas, sino que también eran esclavas en todos los sentidos.
Pronto, los reyes-machos-gatos, con esta nueva posición y con la utilización de las ratas-hembras-esclavas se reprodujeron de tal forma, que expandieron sus dominios y se constituyeron en una especie reinante de machos-gatos-reyes con ratas-hembras-esclavas.
El ejercicio de los reyes-gatos-machos de esta nueva posición les hizo desarrollar cualidades y capacidades rápidamente. Pronto se equipararon al sol y al día; enseguida se declararon herederos de la vida, y dada su diferencia con las ratas-hembras, éstas pronto reconocieron al gato-macho-rey como el creador, el protector, el generador, …el indispensable.
Tal era la influencia del macho-gato-rey que, a través de sus acciones y propuestas, condicionaron ‘esclavizadamente’ las respuestas de las ratas-hembras-esclavas. Los pensamientos de las ratas-hembras-esclavas eran manipulados por los dictámenes del macho-gato-rey. De muy poca autonomía disponía como propia e individual, la rata-hembra-esclava. Apenas sí recordaba aquel momento inicial en el que eran una especie que entre ambos se servían, se admiraban y adoraban.
Así trascurrieron tiempos y tiempos… Y fue tanto el afán del macho-gato-rey de dominar y controlar todo su entorno, que de nuevo emprendió una nueva cruzada hacia la rata-hembra-esclava. Sí, porque detectaron que algunas reclamaban otras opciones, aunque no supieran cuales eran. En este estadío, la orden del gato-rey-macho fue muy contundente: “¡Seréis como nosotros!” Y así emprendieron una nueva conquista al ofrecer a las ratas-hembras-esclavas ser como machos-gatos-reyes; el dominio de éstos sería absoluto, ya que ni por constitución ni por recursos ni por capacidades, jamás podrían alcanzar el estatus ni la naturaleza del macho-gato-rey.
Con esta nueva conquista, el macho-gato-rey consiguió no solamente que fueran esclavas, obedientes y placenteras, sino que además ahora serían laborantes colaboradoras de todos los proyectos del macho-gato-rey. Esta maniobra fue todo un éxito –y lo es hoy en día-, ya que se ha conseguido casi borrar definitivamente la naturaleza de la hembra-rata, y en cambio se ha conseguido exaltar más la naturaleza de el gato-macho-rey. Ya que, a su enorme poder, ha incorporado características de la hembra-rata-esclava, con lo cual, su capacidad de dominio y de control es aún mucho mayor.
Ahora sólo existe una especie. De este inicio sexuado, prácticamente hay una especie, que hace de lo sexuado un placer consensuado, elimina cualquier combate o comparación, y adquiere la constitución del reino único de la especie macho-gato-rey. La hembra-rata-esclava no pertenece a esta nueva especie. Es un apéndice aún necesario de este único reino: el del gato-macho-rey.
Es posible que en este relato falten millones de detalles. Es posible también que pueda resultar ofensivo o confuso o discordante con el mundo de hoy. PERO TAMBIÉN ES POSIBLE QUE SEA REALMENTE LO QUE ESTAMOS SIENDO HOY… continuará.

GATOS Y RATAS

J.L Padilla

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